viernes, 16 de diciembre de 2011

¿Por qué seguimos volando con Ryanair?

Noticia personal elaborada por Carolina Borrell Aliaga


Ryanair, compañía aérea de “low cost”. Esta compañía entró en el negocio de la aviación en 1985 con tan sólo 25 trabajadores. Conforme han ido pasando los años ha ido reduciendo costes en sus aviones para dar a sus clientes lo menor posible. La política de reducción de costes que practica Ryanair priva a sus clientes de servicios tan básicos como pueda ser un vaso de agua. Y no sólo esta política restringe ciertos servicios, sino que afecta a la comodidad del viajero. ¡Con Ryanair no hace falta apretarse los cinturones! ¡Seguramente el reducido tamaño de los asientos nos mantendrá bien sujetos dentro del avión! Y si por un caso nos apetece estirar las piernas y caminar un poco por el pasillo o simplemente necesitamos ir al baño, será todo un milagro si no nos encontramos a alguien que venga de cara hacia nosotros, ya que con semejantes pasillos tan estrechos, el choque o la forzada maniobra para esquivar están garantizados. Eso sí, puesto que el 70% de la flota no habla español, durante el vuelo los viajeros pueden desarrollar sus habilidades lingüísticas para poder llegar a comunicarse con ellos… no hay mal que por bien no venga, ¿no?
 En diversas ocasiones los medios han dado a conocer el elevado número de denuncias que ha sufrido Ryanair. No obstante, la compañía se ha salido de rositas y las personas igualmente han seguido utilizando sus servicios. La mayoría de las denuncias son por publicidad engañosa. ¿Aunque si todo el mundo que le compra sabe que le esta engañando, sería publicidad engañosa? Porque como mucha gente, entré en su página Web para buscar un billete, ya que era la aerolínea de bajo coste que salía de Valencia a Frankfurt. Vi una oferta en su página y no podía dejarla escapar. Me resultaba todo un chollo viajar, y totalmente entusiasmada me dispuse a seguir los pasos de la compra. Y qué emocionante y sorprendente fue cuando pasito a pasito esos 9’99 euros iniciales se fueron convirtiendo en 25 con las tasas, más los 30 de la maleta, más los 10 euros por pagar con tarjeta visa, más… Todo eran más y más, y el precio sube que te sube, y al final la oferta se convertía como en la semana grande del Corte Inglés, lo barato es tocarlo.
La mejor parte sin duda es llegar al aeropuerto con la maleta pesando al máximo permitido. Llego al mostrador y hay una mujer que casi no habla español, pero para decirte que pagues sí que echa mano de sus recursos lingüísticos. Pongo la maleta en la báscula, veo pasar los kilos, porque se está en tensión, pesará más o lo justo, porque menos ni se plantea. Cuando veo que pesa justo lo permitido, respiramos tranquilos, yo y todos los demás otros viajeros de las otras ventanillas.
No obstante lo peor esta aún por llegar, ¿qué hacemos si llevamos maleta de mano? Primero llega la fase del pesimismo, ¿cabrá o no cabrá?, y si no cabe ¿qué haces? Porque 40 €, son 40 €. Después el optimismo, seguro que cabe, venga que sí. Nos miramos las caras, preguntamos a los colegas de viaje, comparamos maletas, miramos que la maleta que ha pasado sea como la tuya. Y llega la mía… No había manera de entrar la maleta, y mira que le ponía entusiasmo, y nada, al final tuve que pagar.
 Ya en el avión los asientos no van numerados de este modo cada uno se sienta donde quiere, puede o quede disponible. Los asientos son diminutos y no están muy limpios, ya que el personal de cabina es el responsable de limpiarlos en los 15 minutos que dura el trayecto entre los pasajeros que acaban de llegar a su destino y los que se disponen a realizar un nuevo trayecto. Lo pude comprobar cuando entré en uno de sus aviones y hacía olor a vomito en uno de los asiento que había por delante de mí. Un olor intenso que se mezclaba con un intento fallido de olor a ambientador. ¿Cómo pudimos aguantar durante cerca de dos horas en un lugar cerrado semejante olor? Lo hicimos, nos quejamos y vimos como los responsables ser reían a escondidas y no nos hacían caso.
Después de haber tenido estas experiencias tan agradables, empecé a curiosear y encontré unos videos en los que se hablaba de la falta de formación del personal de cabina.  Ponían como ejemplo que en un aeropuerto, por motivos del tiempo, tuvieron encerrados a los pasajeros más de tres horas sin comida, sin agua y sin posibilidad de ir al servicio, ya que se les prohibía abrir los carritos de comida mientras estuvieran en tierra. Los viajeros les exigían que les dieran algo, que había niños y personas de la tercera edad. Pero si alguno de los tripulantes daba algo a los viajeros sería degradado, o incluso despedido. En este documental también se veía la poca formación que tiene el personal, que su curso sólo dura dos semanas. La única formación que tienen es la de dar las instrucciones de donde están las mascarillas y las puertas de emergencia. Y yo me pregunto ¿estas personas son las que nos tienen que ayudar si surge algún problema durante el vuelo? ¿Están capacitados para saber cómo actuar ante una emergencia?
Otra de las malas experiencias que me pasaron, otra más, es que al llegar a mi destino me encontraba en un aeropuerto dejado de la mano de Dios. Este aeropuerto no forma parte de la ciudad principal y para poder llegar a mi destino final, tuve que coger un autobús para poder desplazarme, el cual eran dos horas más. Además de tener que pagar una cantidad de dinero, de durarme dos horas más el viaje, salí con ganas de no volver a viajar nunca más con esta compañía. Pero sin saber muy bien por qué, siempre vuelvo. Siempre volvemos.
Y es que yo me pregunto ¿por qué seguimos viajando con Ryanair?

6 comentarios:

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Natalia Rodriguez Villaseco

Siempre hemos percibido el billete de avión como un bien casi de lujo. Al menos en mi caso. Ellos han sido los primeros que nos han dado la posibilidad de tener un amplio álbum de fotos a una temprana edad y con pocos recursos económicos. No importa cuánto tardes en llegar al centro de Londres desde Stansted, ni la noche que pasas durmiendo en Barajas para embarcar a las 6:45, lo que importa es que finalmente has podido disfrutar, aunque hecho polvo, de un paseo por Hyde Park, tienes un disco que compraste en un mercadillo en Notting Hill y te has sumergido en la esencia de Camden Town. Y todo esto por, a priori, un precio bastante reducido. Por ello, aún con todos los inconvenientes que tiene volar con Ryanair, a mi han conseguido fidelizarme.

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Verónica lenzo

Cada vez que bajo de un avión Ryanair digo “Nunca más voy a volar con esta compañía”. Y lo peor es que todas las veces que veo un billete de 15 o 20 euros, se me olvidan los aspectos negativos de esta aerolínea y me quedo solo con lo bueno, volviendo a caer en la “trampa”.
Ryanair genera un gran odio entre muchísimos pasajeros, sea por los horarios imposibles o por los aeropuertos lejanos a las ciudades, sea por las restricciones de equipaje o por el personal poco cordial. A pesar de esto, Ryanair sigue siendo la primera compañía low cost de Europa porque por 10 euros puede llevarte de Sevilla a Burdeus o de Madrid a Milán y es gracias a sus tarifas que muchas personas han empezado a viajar y a conocer las principales ciudades de Europa, fomentando un tipo de turismo accesible a todas las clases sociales.
La realidad es que recibimos lo que pagamos y a estas tarifas no podemos pretender servicios de lujo o tratos especiales. Lo único que podemos pretender es que nos trasladen de un destino a otro. Y si deseamos recibir otro tipo de servicio, tendremos que ahorrar un poquito más para comprar un billete de aerolíneas como Iberia o Spanair. De todas formas, creo que la sociedad actual, sobre todo la nueva generación, opta siempre más por un precio bajo, aceptando un servicio de menor calidad, en lugar de un precio más alto, que le ofrecería una mayor calidad. En este sentido, creo que la calidad está pasando de moda.

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Patricia Pizarraya Lauriño

¿Por qué seguimos viajando con Ryanair? Muchos nos hacemos la misma pregunta, y, al contrario que Natalia, yo no estoy para nada fidelizada, estoy más bien obligada, me explico. Viajar es un artículo “de lujo”, que no todos lo podemos hacer a placer; y además de dinero nos falta tiempo, pues bien, si estás sometida a unas fechas, no volar con Ryanair es prácticamente imposible salvo que pagues el AVE y vueles vía Madrid o vueles vía Barcelona. Por suerte o por desgracia vivimos en grandes ciudades, pero que, a nivel de transporte aeroportuario, me parecen medias. Salvo en los casos de Málaga, Madrid o Barcelona moverse por Europa, si no es a través de Ryanair, es casi imposible. La compañía tiene mejores horarios, más vuelos, especialmente vuelos directos, y encima tiene precios más competitivos que Iberia, por eso y solo por eso volamos tanto con ellos. ¿Por qué ha crecido tanto esa compañía? ¿Por qué recibe más subvenciones que nadie? ¿Por qué las denuncias no le hacen llagas? No tengo ni idea, solo sé que vuelo con ellos porque no encuentro otra opción; empero, cuando la tengo descarto inmediatamente a Ryanair, porque coincido plenamente con lo expuesto por Carolina.

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Marina Lastra Ortega

Estoy de acuerdo con Natalia en el hecho de que gracias a ellos, el billete de avion ha dejado de ser un articulo de lujo, y un mayor numero de personas pueden permitirse viajar a una ciudad europea, hecho que hace unos años solo podía hacer un numero reducido de personas con un elevado nivel economico. Pero en mi opinion, viajar con Ryanair es una experiencia poco agradable, que puede convertirse incluso en un problema, como podemos leer en la noticia, ya que el personal no esta correctamente cualificado. Mi experiencia con la aerolinea en general es negativa, y por ello, tengo en cuenta para mi proximo viaje, que si la diferencia de precio no es excesivamente elevada, volaré con cualquier otra compañía. A la pregunta que se plantea en el articulo, "¿por qué seguimos volando con Ryanair?", solo podría responder: por el precio, tenemos el concepto de que es asequible, aunque si empezamos a sumar, como dice la noticia, puede que el vuelo nos salga bastante mas caro que con otra compañia, pero la idea de "bajo coste" por ahora está mayoritariamente ligada a Ryanair.

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Jerónimo García Fernández

El mundo de los negocios ha cambiado notoriamente en estos últimos meses, y es que si no te posicionas, quedarás dentro de un volumen de empresas que no tienen ningún aspecto en el que destacar, y por lo tanto entrarán en barrera para desaparecer al cabo de poco tiempo.
Por ello, posicionarse con servicios o productos de altos o bajos precios, parece una estrategia óptima, considerando a priori por el cliente que altos precios suponen gran calidad, y bajos precios baja calidad.
Sin embargo, a mi entender la realidad no es esta. Como ejemplo lo tenemos en el sector de las instalaciones deportivas. Cada vez más, aparecen centros de fitness low cost, que con precios de unos 20 euros mensuales te ofrecen una instalación deportiva con maquinaria de alta tecnología, grandes espacios para realizar actividad física y con muchas y novedosas actividades dirigidas. Estas instalaciones a diferencia de las convencionales donde el precio suele rondar los 45 euros, ofrecen exactamente lo mismo, diferenciándose en un menor número de personal técnico, y en el pago estimado de 0,50 euros si el cliente quiere ducharse en sus vestuarios. Por lo demás es todo igual.
Por esta razón, ¿son los servicios low cost peores? Bajo mi punto de vista, si el cliente sabe lo que tiene que hacer y no necesita del personal para ejecutar un servicio, ¿por qué pagar por él?, ¿se estaría engañando entonces en las otras instalaciones si realmente al cliente no le hace falta?
Igualmente, estas instalaciones también disponen de entrenadores personales que asesoran a los clientes que realmente les hace falta. Así pues, ¿es igual, mejor o peor el servicio que se ofrece? Seguramente sea el mismo servicio ya que se incorpora al cliente como ejecutor y prescriptor del mismo.
Si el cliente necesita algo más es necesario pagarlo, pero si no lo necesita ¿por qué debe abonarlo?
Actualmente es un tema que está en boga de muchos sectores ya que los servicios low cost están haciendo una competencia muy importante, basándose los que lo critican, en un peor servicio por la reducción de su personal.
Pero, ¿realmente es necesario el personal en todos los servicios?

Juan D. Ganaza dijo...

Comentario realizado por Dorleta Moreno Fernández

Yo también dije una y no más. Después de una mala experiencia con Ryanair y reclamaciones que no llegan a ninguna parte, piensas y dices: “Ellos se lo pierden, no voy a volver a volar con esta compañía”. Mentira. Después de buscar y rebuscar, volar con Ryanair sigue siendo la mejor opción cuando dispones de pocos recursos económicos. El fin es llegar al destino elegido al menor precio posible, y aunque eso suponga unas horas de “sufrimiento”, aterrizar y ver que lo has conseguido hace que merezca la pena.

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