sábado, 21 de enero de 2012

Los guías turísticos: una opinión personal

Opinión personal enviada por Patricia Pizarraya Lauriño

En mi opinión los guías turísticos son un activo muy importante a la hora de fomentar el turismo cultural, sin embargo, están muy mal valorados desde las organizaciones, generalmente públicas porque son éstas las “propietarias” de los elementos culturales (Ayuntamientos, Administración pública, etc.).
    Son un activo muy importante para los tours operadores y éstos deben preocuparse de la formación y desarrollo de los guías.
Según la regulación actual Decreto 214/02 de nuestra comunidad autónoma para ostentar esta calificación han de estar habilitados y  para ello han de pasar unas pruebas de habilitación que constan, entre otras, de demostrar el dominio de 2 idiomas extranjeros, derecho, cultura general, etc.; esto da derecho a poder trabajar mostrando nuestro patrimonio histórico artístico, pero no da acceso a la función pública, ésta externaliza el servicio.
    La cuestión de no tomarlos como un gran activo y sustituir un buen guía turístico por cualquiera (ha de mediar denuncia para que intervenga la policía local), hace que el destino turístico sea menos atractivo de cara al viajero y la predisposición a acudir a dicho destino disminuya, por no hablar de la no concurrencia a los bienes de interés cultural.
    Existe una información obtenida de los foros de viajes y, que tiene una gran difusión entre turistas potenciales, que habla del alto grado de preparación de los guías romanos y egipcios, de hecho en este último caso el guía turístico es TODO y si éste no funciona el turista no queda satisfecho.
    La labor del guía turístico es admirable  y buenos guías me han  hecho apreciar los encantos de distintos lugares, por ello, opino que no fomentar este recurso es un ahorro coyuntural que evita una entrada de ingresos adicional, reiterada y potencial a largo plazo.
Entonces ¿cómo es posible que tanto administraciones públicas como los turoperadores (salvo excepciones), no tengan esta cuestión como prioritaria? ¿Por qué no se preocupa la empresa (ya sea pública o privada) de su formación y desarrollo? ¿Por qué no se motiva e incentiva a este profesional?
Como respuesta a mis propias reflexiones pienso que es un “todo vale”, un trabajo chapucero y ya está. Normalmente cuando una empresa tiene problemas económicos la primera opción para recuperarse es reducir plantilla como práctica habitual, parece que el salario de un buen guía, de procurar su formación y de mantenerlo en plantilla es un despilfarro en vez de considerarlo como un activo que hará recuperar su valor y dará prestigio a la ciudad.
Muchos de los turistas culturales que llegan a España no visitan sus monumentos, no cooperan al sostenimiento de nuestros bienes culturales, se quedan en el exterior y pienso que puede ser debido a una mala gestión sobre la profesión de guías turísticos, muy poca información de donde obtener sus servicios, cómo, a qué precios y con qué disponibilidad, es una asignatura pendiente de los ayuntamientos, en concreto también del nuestro.
Un buen guía, que trabaje contento y que transmita sus conocimientos da un gran valor a la ciudad, a sus monumentos, a su entorno y hace que el destino cultural de la misma se revalorice y que aparezca en los foros de viajes también con ese valor añadido.

 

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